Randy Moquete Lora, de 15 años, sobrevivió a un accidente que casi le cuesta la vida mientras volaba una chichigua en el techo de su casa
Lo que comenzó como un inocente pasatiempo se convirtió en una tragedia casi fatal para Randy Moquete Lora, un adolescente de 15 años que estuvo al borde de la muerte tras sufrir un grave accidente mientras volaba una chichigua desde la azotea de su hogar. Las desgarradoras imágenes del suceso conmocionaron a la comunidad y sirvieron como crudo recordatorio de los peligros de esta práctica tan común en barrios del país.
Un milagro en medio del dolor
Contra todo pronóstico médico, Randy logró regresar a casa luego de un mes y 20 días de intensa batalla por su vida, incluyendo 18 días ingresado en la unidad de cuidados intensivos (UCI). Su familia, que nunca dejó de orar ni perder la fe, hoy agradece a Dios por el milagro de su recuperación parcial.
Aunque su proceso aún no ha terminado, Randy ya está en su hogar, donde continuará con visitas interdiarias al hospital para tratamientos y cuidados postoperatorios, incluyendo injertos de piel. Su mayor deseo ahora es volver a la escuela y reencontrarse con sus amigos, retomando poco a poco su vida antes del accidente.
Peligros de volar chichiguas desde las azoteas
La costumbre de volar chichiguas (cometas) en techos o azoteas se ha convertido en una tradición popular, especialmente entre niños y adolescentes. Sin embargo, esta práctica representa graves riesgos para la seguridad física, como caídas desde alturas, descargas eléctricas por contacto con cables de alta tensión, e incluso heridas por objetos afilados utilizados para cortar otras cometas en el aire.
Consecuencias graves y a veces fatales
Casos como el de Randy no son aislados. Cada año, decenas de menores resultan heridos por volar chichiguas desde lugares inseguros, sin supervisión adulta ni precauciones mínimas. Además del trauma físico, estos accidentes generan consecuencias psicológicas, gastos médicos elevados y, en ocasiones, la pérdida de vidas jóvenes.
Un llamado a la conciencia
Este incidente debe servir como una llamada de atención para padres, tutores y autoridades. Es fundamental educar a los jóvenes sobre los peligros reales de volar cometas desde lugares inadecuados y fomentar espacios seguros, como parques o canchas, donde esta actividad pueda desarrollarse sin poner en riesgo la vida.
La historia de Randy Moquete Lora, aunque marcada por el dolor, también es un testimonio de esperanza y resiliencia. Pero no todos los niños corren con la misma suerte. Evitemos más tragedias: la diversión nunca debe costar una vida.
Mira el video de Sobrevive adolescente herido al volar chichigua en azotea:
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